Hemos hecho entrega a Cañamero de la placa de Pueblo Apalachense de Villuercas. Rocío Sánchez, vicepresidenta del SIA en España ha hecho la entrega a Felipe Cerro, alcalde de Cañamero acompañado por Mónica Plaza, concejala de Cultura y Manuela Rodriguez, concejala de Asuntos Sociales. Cañamero pasa a integrar la red de pueblos del sendero más grande del mundo y que une pueblos y culturas.
Centro de Recepción de Visitantes del Geoparque Villuercas-Ibores-Jara
Placa del SIA en la entrada al Centro de Recepción
Centro de Recepción de Visitantes del Geoparque Villuercas-Ibores-Jara y placa del SIA en la entrada al centro.
La Historia de Cañamero, un pueblo apalachense en el corazón de Las Villuercas en Cáceres
Información enviada por Mónica Plaza del Ayuntamiento de Cañamero.
¿Cómo se ha sucedido la historia de Cañamero desde tiempos remotos? aquí os dejamos unas pequeñas notas
Paleolítico: Cañamero como asentamiento humano no existía, pero su comarca era recorrida por pueblos nómadas dedicados a la caza de grandes herbívoros y a la recolección de frutos silvestres. Aparecen instrumentos líticos, tallados en cuarcitas, del Pleistoceno Medio y datados en más de 150.000 años, en las mesas de las Rañas y en las terrazas del Ruecas.
Neolítico: Hace unos 5.000 o 4.000 años, el hombre conoce ya la agricultura y el pastoreo. En nuestra zona construye algunos dólmenes como el del Rosano, el de la solana del Castillo y el del cerro de la Barca en Valdecaballeros.
Calcolítico: Hace unos 3.500 años, la población aumenta y la comarca de las Villuercas se llena de asentamientos: Cerro del Castillo, el Espinillo, la Horca, etc. En las cuevas y abrigos del valle del Ruecas nos deja sus pinturas rupestres esquemáticas y los grabados sobre rocas (cazoletas).

Edad del Bronce: Hace más de 2.500 años, el hombre en nuestra comarca explota los yacimientos de estaño de Logrosán y los aluviones auríferos del Ruecas. Oculta el Tesoro de Berzocana y nos deja la escritura tartésica de los Lotes de la Colonia y las estelas del guerrero de Solana de Cabañas.
Edad del Hierro: Hace más de 2.000 años, las tribus célticas de los vettones se aposentan en la comarca, levantan murallas y fosos alrededor de sus poblados ubicados en los riberos del Almonte, del Ruecas y del Guadalupejo. Es un pueblo de ganaderos y guerreros, que aliados con sus vecinos los lusitanos luchan a las órdenes de Viriato contra los romanos.
Época Romana: Alcanza desde los tiempos de Viriato (139 a JC.) hasta hace unos 1.500 años. Los romanos no llegan a colonizar plenamente nuestra comarca hasta el siglo IV d. JC., de cuya época son los innumerables vestigios arqueológicos de las explotaciones agrícolas que encontramos repartidos por toda la Colonia, los Carrascales, la Dehesa Boyal, la Olivilla, etc. Por Puerto Llano pasaba una de las vías romanas que unían las ciudades de Mérida, Talavera de la Reina y Toledo, camino que perdurará durante toda la Edad Media con el nombre de “camino sevillano”.
En la plaza antigua del “pueblo de abajo” aparecieron tres aras funerarias, lo cual podría indicar que el origen de nuestro pueblo debió comenzar en el siglo IV, alrededor de una villa romana que explotaba el rico valle del Vacianchas (Cañada de Santa Ana) y que sirvió, en sucesivas etapas, como núcleo de población aglutinante de lo que sería el futuro casco urbano de Cañamero. Según este testimonio arqueológico, los primeros cañameranos de los que tenemos noticias fueron EBURUS (nombre celta), hijo de AURIO, y su esposa SUCCESA enterrada junto a él, según reza una de las referidas lápidas sepulcrales depositada en el Museo Arqueológico de Cáceres.
Época Visigoda: Comprende desde el siglo V hasta el siglo VIII de nuestra era. Algunas monedas tardorromanas de los emperadores Honorio y Arcadio, encontradas en el Castillo, pueden haber sido perdidas por los soldados que vigilaban desde el fortín allí construido. Una hebilla liriforme de cinturón de la Olivilla, dos jarros de cerámica de los Mártires, un cancel cilíndrico de mármol del Castillo y el sarcófago paleocristiano de mármol blanco de Berzocana, nos hablan de un pasado hispanovisigodo de nuestras tierras villuerquinas.
Época Árabe: En el año 713 los árabes conquistan Mérida y en su paso hacia Toledo se apoderan de nuestra comarca, la cual queda ocupada por las tribu bereber de los Nafza, procedente del norte de África. Se construye el castillo de Cañamero, el poblado de los Castillejos, el de Terreros (Berzocana), el del Cancho del Reloj (Solana) y el castillo de Cabañas que defendían la frontera con el reino de Toledo.
Reconquista: En el año 1133 el rey Alfonso VII de Castilla entró con su ejército en tierras de moros pasando por Puerto Rey, situado en la “sierra de los puertos”(Sierra de Altamira) en dirección a Córdoba. Pero el regreso lo hizo desde Sevilla hasta Talavera, pasando por el Puerto de Cañamero (Puerto Llano), el estrecho de Peña Amarilla en Alía y el Puerto de San Vicente (“Puerto del Carvajal” en la Sierra de Altamira).
En el año 1158: La milicia concejil de Ávila, mandada por su alcalde Sancho Jiménez, hizo veintiséis expediciones al territorio andaluz a través del “camino sevillano” que atravesaba el río Tajo por el fuerte de Vascos y continuaba por el Puerto del Carvajal y el Puerto de Cañamero hacia las vegas del Guadiana.
En el año 1218 el príncipe leonés Sancho Fernández, hijo del rey Fernando II de León y de Dª Urraca López de Haro, abandona la corte y se dirige a Toledo donde recluta a unos cuarenta soldados para pasar a Sevilla, tomando el “castiello yermo” de Cañamero, lugar fronterizo que fortificaron, tomándolo como base de operaciones y desde donde saquearon toda la comarca.
En el año 1232 es conquistada a los moros la ciudad de Trujillo y posteriormente, por privilegio real , el Concejo trujillano extiende su jurisdicción territorial de realengo hasta el castillo de Cañamero y su término; quedando Muro, Cijara, Peña y Alcocer en manos del Concejo de Toledo. A partir de estas fechas se producen los primeros asentamientos dispersos de colonizadores cristianos y judíos procedentes del reino de Castilla. El lugar de Cañamero se reagrupa debajo de su castillo; sus escasos moradores cultivan lino y cáñamo en los ricos huertos regados por las aguas del Vacianchas (que surge del manantial de “chorro gordo”), del Ruecas y de la Zarzosa, pues el territorio más alejado de las dehesas quedó en posesión de los nobles caballeros que intervinieron en la conquista de Trujillo.
En el año 1337, el rey Alfonso XI que cazaba osos por estas Sierras de Las Villuercas, manda dar al Monasterio de Guadalupe media legua de terreno en su alrededor, tomándola de los pertenecientes a las aldeas de Alía (Talavera) y de Cañamero (Trujillo).
En el año 1412 el dominico San Vicente Ferrer predica en Cañamero para conseguir la conversión de los judíos y moriscos que habitaban “algunas caserías divididas, todos hortelanos y labradores”. San Vicente los reúne con los cristianos de la “aldea vieja” y levantan la iglesia parroquial consagrada a Santo Domingo de Guzmán, cerca de la cual se formará el futuro “barrio nuevo”.
En el año 1485 el rey Fernando el Católico escribe al Concejo de Trujillo pidiendo 250 peones para la guerra contra los moros granadinos. En Cañamero se reclutan 36 mozos, que serán los primeros “quintos” de nuestra historia.
En el año 1538 el pueblo de Cañamero se separa de la jurisdicción de Trujillo pagando 6000 ducados al rey Carlos I de España, recolectados entre todos sus 450 vecinos. La antigua aldea del Vacianchas es declarada “Villa exenta, con jurisdicción civil y criminal propias”, con facultad de tener cárcel, cadenas, horca, rollo y picota.
En los años 1590 -1640, Cañamero vive una etapa de prosperidad, alcanzando más de 800 habitantes. Tiene siete ermitas (Los Mártires, San Miguel, San Juan, San Bartolomé, Santa Ana, Santa Teresa y Nuestra Señora de Belén), tres hospitales para pobres, un pósito o alhóndiga y once cofradías. Tres barrios se unen para conformar el núcleo urbano: Aldea Vieja, Carreteros (camino de Logrosán) y Barrio Nuevo (junto a la Iglesia).

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